viernes, 14 de marzo de 2014

¿Ya empezaste tu ecoladrillo en casa?



Para empezar a responder esta pregunta, primero deberíamos explicar lo que es un ecoladrillo. Los ecoladrillos son una solución sencilla para la gestión de los residuos plásticos blandos (bolsitas que no puedan reutilizarse, envoltorios, etc.) y que cualquiera puede realizar en su casa. Se toma una botella de PET (que son las botellas descartables en las que vienen a mayoría de las bebidas: aguas, gaseosas, aperitivos sin alcohol, etc.) y se la rellena con los residuos plásticos que van generándose en el hogar; con un palito se los va compactando a medida que la botella se llena, y cuando ya está completa y su contenido perfectamente apisonado, se coloca la tapa y ¡listo! ¡Tenemos nuestro ecoladrillo! Es más, podemos tener una botella en casa y otra más pequeña en la mochila o en el auto donde disponer de lo que generamos cuando estamos fuera.

Cuando el ecoladrillo está listo, podemos buscar en la red algún punto de recolección de ecoladrillos, y allí se encargarán luego de su disposición final, que no será un relleno sanitario, sino una construcción: una casa, un galpón... lo que sea. Y es que los ecoladrillos presentan varias ventajas sobre otros materiales de construcción. Por ejemplo, son buenos aislantes térmicos y acústicos, para su fabricación no se necesita expoliar el suelo ni el subsuelo, ni emitir gases de invernadero para su cocción, es apto para construcciones antisísmicas, entre otras cualidades.

Debemos tener en cuenta que los esfuerzos por una gestión responsable de los residuos sólidos urbanos por parte del Estado (en todos sus niveles) son más bien tibios o nulos, por lo que recae en la conciencia de cada individuo cómo proceder a la hora de lidiar con la basura que generamos, desde revisar nuestras prácticas de consumo hasta la reutilización y la separación de residuos. Los ecoladrillos vienen a ayudar en este sentido, en especial si tenemos en cuenta que hay residuos plásticos que no pueden ser colocados en los contenedores de reciclado, como los envoltorios de galletitas, alfajores o snacks, que por estar engrasados no son aptos para los procesos de reciclaje, al igual que algunos envoltorios con materiales que no se pueden separar, como los papeles plastificados o metalizados, cintas adhesivas y otros.

En nuestro trabajo en la preservación de los ambientes costeros rioplatenses vemos cómo los residuos plásticos comprometen el desarrollo de la vida: asfixian, intoxican o provocan obstrucciones en la fauna que los ingiere, se enredan en aletas de peces y patas de aves, se ciñen a las plantas en crecimiento afectando su desarrollo, se integran a las capas del suelo modificando su estructura y comprometiendo la viabilidad de la flora que busca enraizar. Prácticas como las que aquí se proponen pueden ayudar a evitar todos estos inconvenientes.

Entonces... ¿ya empezaste tu ecoladrillo en casa?

Federico Bondone

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